“Ustedes son culpables. Llevo más de 35 años sirviéndole al pueblo y jamás se habían acordado de mí. Siempre las entrevistas han sido para peloteros, directores, árbitros y hasta para recogedores de pelotas y jamás una sola línea para el estadio
Pero un estadio no habla.
“Eso te crees tú. Pregunta y verás cuántos secretos tengo. Ahora bien, si vas a preguntar publica después o de nada servirá”.
¿Recuerdas el primer día?
“Claro que sí. Fue como un juguete para el pueblo pinareño. Antes se jugaba en el Ateneo, la actual ESPA, aquello era un potrero. Gracias al pueblo nací un 19 de enero de 1969 durante la Octava Serie Nacional, 10 años después de la salvación de este país. La gente trabajó duro, lo mismo sábados que domingos, mañanas, tardes y noches. La juventud estuvo inmensa.
“El primer juego fue entre Pinar del Río y Habana. Qué desgracia, la inauguración frente a la tanda del terror. Como era de esperar perdimos aquel partido seis carreras por cero en cinco entradas, pues para colmo en el sexto dijo a llover y hubo que suspenderlo.
“Ese choque lo ganó Heleodoro Sarduy y lo perdió Gerardo Hernández. Capiró fue el primero en sacarla del parque en el quinto inning, pero no te asombres que después de Capiró vino Marquetti con la misma gracia”.
Hoy te ves diferente.
“Se acordaron de mí, y el esfuerzo ha sido grande: yo pensaba que no era posible. Espero que los detalles que falten no queden en el olvido. No se puede negar, los cambios son notorios.
“Mira, la industria deportiva de Ciudad de La Habana se encargó de todo el acolchonamiento del muro. Ya no tendremos más cabezas partidas y se verán fildeos más espectaculares. Una brigada de Indio Hatuey de Matanzas, conjuntamente con las de mantenimiento del Latinoamericano y de Pinar del Río, laboraron en el levantamiento del terreno. También fue medular el apoyo de un grupo de constructores de Las Tunas y de la Empresa ALUDEN encargada de toda la carpintería de aluminio.
“Para no cansarte te diré que se repararon todos los palcos, dos salones de protocolo, las cabinas de transmisión, para que tus colegas no protesten, los dogauts, se hizo una sala para conferencias, se impermeabilizó el techo completo. Se remodeló la enfermería donde se podrán realizar pruebas antidoping y se transformaron las áreas verdes y el alumbrado exterior”.
¿Y la pizarra?
“Mi hermano si de algo yo sentía pena era de esa pizarra, estaba horrible. Ahora tenemos la más moderna del país¨..
¿Por qué no te llenas como antes?
“Yo ni sé, incluso últimamente la gente empieza a llegar al estadio después del segundo inning. Habría que hacer un estudio de las causas de este fenómeno. Creo que la compleja situación del transporte puede incidir, el pago de las entradas, la pobre oferta gastronómica que dicen que este año debe mejorar. Hasta las facilidades que te brinda la propia televisión puede tener alguna influencia”.
¿Momentos difíciles en estos 35 años?
“Muchos, como muchos son los de alegría. Sufro cada derrota, sufro cuando la gente no devuelve las pelotas, cuando le gritan groserías a atletas y árbitros y sufrí mucho con lo que me hizo “Iván”.
¿Qué te pasó con Iván López?
“No, con ese no he tenido problemas. El lío fue con “Iván el Terrible”. Sus fuertes vientos me llevaron una torre, eso jamás había pasado, pero no te preocupes que dicen los especialistas que mejorando el resto del alumbrado se puede jugar sin ningún tipo de dificultad. Incluso en otras ocasiones ha sido necesario hacerlo y se ha hecho”.
¿Qué podemos hacer para que la gente devuelva las pelotas?
“La gente honesta de este país y que ama el béisbol tiene que ser más enérgica con este mal. El pasado año se perdieron un promedio de 20 pelotas por juego y cada una costó alrededor de cinco dólares. Mi hermano no hay bolsillo que resista. Además hay que venderle pelotas a la población para evitar en parte ese fenómeno y para estimular los juegos de maniguas de donde salen muchísimos peloteros”.
¿De quién es el jonrón más largo que se ha dado aquí?
”Los he visto largos. De Casanova, Antonio Muñoz, Lázaro Junco, el propio Omar Linares, pero el más largo lo dio Raidel Hernández, fue a más de 600 pies. ¡Qué clase de tablazo!”
¿Te atreves a conformar un equipo pinareño y ganar una olimpiada con él?
“Claro que sí. Receptor me pones a Juan Castro, en tercera Omar, en el campo corto Giraldo González, en segunda Alfonso Urquiola, en primera Juan Carlos Linares, en el izquierdo Lázaro Madera, en el central Fernando Hernández y en el derecho Luis Giraldo Casanova, designado Giraldo Iglesias y si te hace falta un buen emergente mandas a buscar a “Orozco” a Bienvenido Castanedo. Lanzador derecho Rogelio García y zurdo Omar Ajete. Si te hace falta un relevista, no sé si escoger a Juan Carlos Oliva u Orestes González. Con este equipo gano en cualquier liga”.
¿Y quién es el mejor de ellos?
“Difícil pregunta. Te seré sincero, Omar Linares tiene los mejores resultados de por vida, fue un extraclase, pero yo me quedo con Casanova. Jamás vi un talento de esa naturaleza”.
¿Por qué quitaron su fotografía del jardín central?
“Eso se hizo con su anuencia. Su fotografía está ubicada en un salón en el propio estadio. La foto del capitán San Luis la trasladaron para la entrada principal. Ahí se ve
mucho mejor”.
¿A tu equipo le faltó el director?
“Pinar ha tenido muy buenos directores. Pineda, Jorge y Urquiola que fue un verdadero crimen perderlo y todavía no sé por qué. Yo me quedo con Pineda, tuvo el mérito de regalarle el primer campeonato a esta provincia y los atletas lo querían y admiraban mucho. Muy guapo, no admitía que nadie le pusiera un pie encima”.
¿Tú no sólo has servido para que la gente juegue pelota?
“¡Qué va! Yo he ejercido el multioficio. He recibido a Pablo, Silvio, Alfredo Rodríguez que personalmente no lo resisto, y los Van Van. Yo he tenido que admitir que me utilicen para jugar fútbol y para que me monten encima un ring de boxeo para la celebración de un ´Cardín´. También en mis gradas después que apagan las luces sus parejitas han hecho de las suyas, de todo eso he sido testigo y nadie me puede hacer un cuento”.
¿Te gustan las agrupaciones musicales en medio del juego de pelota?
“No las resisto, no se porqué permiten eso. Está bien una conguita, pero no esas orquestas que sacan de paso a los atletas, árbitros y aficionados”.
¿Y la corneta?
“Eso es un símbolo de esta provincia. Pinar no tiene que inventar nada más. Ni leones, ni perros, ni chivos, ni un carajo. Basta con la corneta, que la trabajan los integrantes de la comisión de embullo. Mira te propongo que le hagas una buena entrevista a la corneta, ella se lo merece”.
¿Cómo son tus relaciones con los narradores y periodistas deportivos?
“Excelentes. Hay algunos que se parcializan y eso no es bueno. A uno de ellos creo que un día le levantaron el carro porque dijo que Anglada era mejor que Urquiola. Pero yo con ustedes no tengo ningún tipo de problema. Creo que a los narradores de la radio se los está llevando el diablo porque el INDER sólo les garantiza hospedaje, desayuno y comida. El almuerzo se lo tienen que buscar ellos. Con la televisión no sucede, me parece que eso puede rectificarse”.
¿Y con la amplificación local?
“Esa debía darle más información a los aficionados, a todos nos interesa saber el promedio de un bateador, cuántos jonrones tiene, cómo están los restantes encuentros que se están celebrando en el país. Quieres que te haga una anécdota”.
¡Suéltala!
“Un día el compañero que estaba en la amplificación local se quedó dormido en medio del juego. Tú sabes que Bienvenido Castanedo es zurdo y usaba el número 40 al igual que Marquetti; para colmo los dos estaban de cuarto bate. El compañero despertó y en el cajón de bateo estaba Marquetti y él en su despiste cuando pronunció el nombre de Bienvenido se percató que era Marquetti y entonces dijo: bienvenido Agustín Marquetti al Capitán San Luis. Tuvo agilidad para enderezar aquel disparate”.
¿No hemos hablado de los traidores?
“Tu periódico siempre se está quejando del poco espacio que tienen para escribir. Yo te propongo utilizar este tiempo
en algo útil”.
Nota: El autor agradece la información brindada por Miguel Martín, experimentado técnico de béisbol y a Camilo Sánchez Díaz, anotador codificador de béisbol en series nacionales