EL BLOQUEO ME ARREBATO A QUIEN MAS YO AMABA
Por Adelina Vázquez
Esta es la historia de una de las miles de cubanas afectadas por los
daños causados por el bloqueo económico, financiero y comercial
impuesto por los Estados Unidos a Cuba.
Transcurría el año 1982 cuando una doctora en Pedagogía y eminente
psicóloga comenzó a padecer de una tos que cada vez más le
imposibilitaba ejercer su profesión, relacionada con la atención a
niños con alteraciones de la conducta.
En un momento de crisis, los exámenes médicos arrojaron el
diagnóstico de cáncer de pulmón, y ahí empezó el vía crucis porque era
una etapa donde resultaba casi imposible acceder a medios y
medicamentos de última generación para esa dolencia, por lo general
producidos en empresas de Norteamérica o en sus subsidiarias de otras
naciones.
Ella no dejó de recibir la mejor atención, y de forma gratuita, en
el Instituto de Oncología y Radiobiología con los recursos disponibles
en esas circunstancias, pero resultó imposible adquirir a tiempo otros
fármacos que hubieran podido prolongar su vida y hacerle menos agónica
la fase terminal de la terrible enfermedad.
Eso acrecentó el estado de impotencia de la familia al no poder
hacer nada ante esa situación, dolor solo aplacado por la convicción de
la paciente, quien en su lecho de muerte siempre decía a sus hijos:
"Yo moriré, pero ustedes y el resto de los cubanos continuarán
luchando para que el bloqueo a Cuba sea eliminado".
No se equivocó quien era mi querida madre
Esta es la historia de una de las miles de cubanas afectadas por los
daños causados por el bloqueo económico, financiero y comercial
impuesto por los Estados Unidos a Cuba.
Transcurría el año 1982 cuando una doctora en Pedagogía y eminente
psicóloga comenzó a padecer de una tos que cada vez más le
imposibilitaba ejercer su profesión, relacionada con la atención a
niños con alteraciones de la conducta.
En un momento de crisis, los exámenes médicos arrojaron el
diagnóstico de cáncer de pulmón, y ahí empezó el vía crucis porque era
una etapa donde resultaba casi imposible acceder a medios y
medicamentos de última generación para esa dolencia, por lo general
producidos en empresas de Norteamérica o en sus subsidiarias de otras
naciones.
Ella no dejó de recibir la mejor atención, y de forma gratuita, en
el Instituto de Oncología y Radiobiología con los recursos disponibles
en esas circunstancias, pero resultó imposible adquirir a tiempo otros
fármacos que hubieran podido prolongar su vida y hacerle menos agónica
la fase terminal de la terrible enfermedad.
Eso acrecentó el estado de impotencia de la familia al no poder
hacer nada ante esa situación, dolor solo aplacado por la convicción de
la paciente, quien en su lecho de muerte siempre decía a sus hijos:
"Yo moriré, pero ustedes y el resto de los cubanos continuarán
luchando para que el bloqueo a Cuba sea eliminado".
No se equivocó quien era mi querida madre
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Caronte -
Caronte, USA.